lunes, 3 de diciembre de 2018

Andalucía, el suspiro del Moro

                Lo primero que se me vino a la mente al ver la cara que Susana Díaz tenía ayer después de conocer los resultados de las Elecciones al Parlamento Andaluz 2018 fue la frase de Aixa a su hijo Boabdil cuando éste, en una colina, lloraba la pérdida del Reino de Granada… “lo que no supiste defender como un hombre, no lo llores ahora como una mujer”.

               Pero ni aún así, con esta bofetada a mano abierta electoral, resbala su prepotencia socialista, soberbia heredada de sus más recalcitrantes defensores en el interior del puño y la rosa. Ya debió dimitir y no lo hizo en aquellas primarias con Pedro Sánchez, ayer tocaba entonar el mea culpa y salir cabizbaja, no lo hizo. La culpa como siempre del empedrado inmovilista que no fue a votar, no de Eres, subvenciones y demás prebendas carajotamente defendidas, no de su negativa e irreflexiva gestión de recursos al mando del gobierno andaluz; nunca asumirá sus propios errores, como nunca lo asumirán en el partido al que pertenece, la única leche y experiencia que mamó desde chiquitita. Si no dimite, ya sabéis lo que os toca militantes de base, la autocomplacencia del virreinato andaluz os ha llevado a esto.


               Batacazo también el producido en las filas populares con pellizcos a su derecha y a su extremo sin sabérselos sacudir, igual para ellos. Toca mirar para adentro, reflexionar, porque os están comiendo la merienda, hacer limpieza profunda de cloacas putrefactas, caiga quien caiga en ellas, pasa palabra y la ruleta de la fortuna.

               Triunfo, aunque parcial, de Ciudadanos; lo que gana este partido nadando entre dos aguas y con el chaquetero de su líder andaluz saliendo a flote en el momento más oportuno, lo que tiene haberse desarrollado al sol que más calienta, ¡amarradlo bien que viene VOX pisando fuerte! Un único discurso le basta, la españolidad de Cataluña, las demás diatribas da igual si cambian, la regeneración política ya no es prioritaria, si alguna vez lo fue, ahora es negro lo blanco, ahora blanco lo negro, su suma es naranja.

               Y estancados Podemos, con sus guerras interinas y sus cambios a barlovento y sotavento, otros que dejaron aparcada la rehabilitación pública por la ambición propia a toda costa, de egos y amalgama de partiditos políticos, nada nuevo, lo que se preveía desde su fundación como partido político. Como en la ruleta, no va más.

               Y en el aprovechamiento de mentiras sobre inmigrantes ilegales con más derechos que españoles autóctonos, hasta uno duda con el suicidio de una mujer madrileña a la que los servicios sociales no ayudaron por haber sido dada de baja en el censo, ¡Ay, Carmena!; en explotar el caldo de cultivo de los excesos confundidos del feminismo; en estrujar la discriminación masculina en la Ley de violencia de género y en recordar el concepto arraigado en el subconsciente de una, grande y libre, se nos cuela la homofobia, la xenofobia y el fascismo de VOX, salvadores de la Patria.

               Ya comienza a sonar en las cercanías de Casa Pepe el afilado de sables preparando una nueva batalla de las Navas de Tolosa, volveremos a despeñar perros y a gritar aquello de “Santiago y cierra España”. Qué pena de 800 años desperdiciados, para ese viaje no hacía falta tanta Historia.

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