jueves, 23 de diciembre de 2010

Feliz Navidad

Un día cualquiera te recuerdo, porque te añoro, porque necesito tu abrazo, porque anhelo tu aliento o simplemente porque sí... porque no estás.

Un día cualquiera me divierto contigo, te abrazo, nos reímos o lloramos, bebemos, comemos, en cualquier calle, en mi casa o en la tuya, en la Bombonera, en algún concierto o simplemente porque sí... porque ahí estás.



Todo eso un día cualquiera, con uno, con otro, con varios, con mis amigos, con mi familia, con los que están o con los que no están... un día cualquiera.

Pero en estas fiestas es el único momento en el que todos estáis presentes, un deseo, un recuerdo, una llamada o simplemente un texto.

Felices Fiestas para todos y un venturoso 2011, en el que todos seguiréis estando ahí... los que sois y los que no sois.

lunes, 20 de septiembre de 2010

Labordeta, un adiós a la nobleza baturra


Dicen que uno no es de donde nace, sino de donde pace y yo, aunque obligado, pací un año en las tierras aragonesas, en la antigua comarca de Serrablo, más concretamente en Sabiñánigo y de ahí por todo el Pirineo aragonés. Allí conocí gente, baturros de nacimiento, cuya bandera por la vida era la nobleza, nobleza baturra dicen que le llaman.




Foto de Miguel Gener - elpais.com


Uno de esos nobles baturros, José Antonio Labordeta, se nos fue, lo conocí como la mayoría de nosotros, por sus canciones de libertad, del pueblo, pero sobre todo de su pueblo, canciones como "Canto a la libertad" o "Me dicen que no quieres" deberían ser de escucha obligada en representación de amor por una tierra, la de todos y no la de unos cuantos privilegiados que explotan sus riquezas, trovador de reivindicaciones más que de nostalgias; también por su actividad política enfocada a la defensa de su tierra, con vehemencia, como se defienden las cosas que se quieren desde el sentimiento, un político como debería de ser un político, sin pretensiones personales y al servicio de los que le votaron, siendo el diputado con menos votos de España, como le gustaba decir, sin duda fue de los más oídos a la hora de exigir los intereses de los que depositaron en él esperanza a gritos, sólo conocí otro político que estuviera a su misma altura, Fernando Sagaseta y su canarismo socialista.



Canto a la Libertad - José Antonio Labordeta


Su mochila al hombro nos enseñó, más que paisajes, gentes, una ventana abierta a la vida que no vemos, ni siquiera cuando pisamos los mismos caminos, las prisas y el tiempo no encontraban bolsillos en ese zurrón de vivencias de las españas.

Ahí está su obra, del poema a la prosa, del canto a la oratoria, más que refinada directa, la de uno de los grandes pensadores sociales que he tenido la suerte de admirar, de los elegidos en la elocuencia.

Tan grande que fue capaz de mandar ¡a la mierda! a una partida de incultos diputados que intentaron menospreciar esa mochila y toda la sabiduría que llevaba dentro, quedando retratados y enmerdados.

Tan grande de pedir que en su epitafio figurase eso mismo: ¡A la mierda!

viernes, 28 de mayo de 2010

Solamente tres palabras


Allí estaba hojeando nuevamente la sección de clasificados y su mente volvía al sufrimiento del día que se encontró sola en su lecho, nunca se detenía en ninguno, miraba y recordaba, sabía lo que buscaba pero el intento era una y otra vez infructuoso. La huella de su compañero fugado, ahora odiada presencia, aún sacudía cada milímetro de su piel y era un lastre demasiado intenso.

Saboreaba el café que humedecía sus labios, sobresaltada soltó la taza y centró su atención en uno de aquellos anuncios con sólo tres palabras que estremecieron sus entrañas, el fantasma del pasado se fugó al limbo y supo al momento que tenía que llamar.

Al levantarse se observó en el espejo y cerró sus ojos, sintió como una mano le acariciaba la nuca, marcando los dedos acordes que la excitaron, se dejó llevar ante la insistente lisonja de la otra mano, que marcaba con arpegios las perfectas curvas de su cuerpo, de los hombros a la cintura hasta bajar a sus caderas, sentía las manos cuidadas y con vaporosa destreza, una ascendía y se dejaba resbalar, la otra danzaba enredando sus dedos entre rizos yacentes.

No supo cuánto tiempo había transcurrido con su imaginario amante, de lo que sí estuvo segura es de la felicidad, tanto tiempo alejada, que la había envuelto. Sin resuello cogió el teléfono y antes de marcar, volvió a leer aquel anuncio que le había devuelto la esperanza, solamente tres palabras... "Toco la guitarra".



Presentado al Concurso de relatos sobre anuncios clasificados de tablondeanuncios.com