domingo, 18 de mayo de 2014

Donde habita el olvido

Cavernosos gusarapos van trepando sus miembros suspendidos en caída libre, husmeando las entrañas, putrefactas de tanto deambular entre sombras de ausencia, indagando en lo más recóndito un resquicio vulnerable por donde asaltar su voluntad.

 
Una imagen borrosa, sonidos de remos chapoteando contra la nada y una brisa con olores que, de tan lejanos, huelen a inexistencia sentencian el destierro de la esperanza de un pasado presente en un bucle onírico procreándose en el infinito.
 
Dos delfines danzando el baile de la incomprensión, apartados por el bardal invisible de jergas antagónicas entre lo oculto y la confianza, entre las dudas tuertas y el dogma ciego, bellos saltos en equilibrios inestables sobre géminis místico.
 
Delirios temerosos del entendimiento ido golpeando lúcidas ensoñaciones en la razón relajada por el abatimiento y la extenuación emocional, reposada en el lecho calmo del lugar sombrío donde habita el olvido.