sábado, 14 de enero de 2012

La justicia de los lazos negros

Sé que este escrito va contracorriente de una opinión pública que ya emitió su veredicto antes de celebrarse el juicio del caso de Marta del Castillo, el mismo que yo emití hasta ayer mismo. Vaya por delante que posiblemente si yo fuese el padre de la desdichada muchacha, los cinco imputados no habrían llegado vivos a escuchar la sentencia del caso, o yo habría perdido toda cordura y viviría en un mundo ajeno a la realidad.


Yo he calificado de cinismo e inadmisible éticamente la postura de los distintos acusados en este procedimiento, como la mayoría de nosotros, ciudadanos ejemplares y honrados, sin tener un atisbo de duda en la culpabilidad de todos ellos, sin reparar en la presunción de inocencia de cada uno, porque el caso estaba tan claro que no era posible, pero no así un juez, afortunadamente, juez al que ayer mismo al conocer el resultado de su sentencia no pude más que maldecir y despotricar de la justicia de este país.

Ayer mismo estuve tentado de colocarme como avatar ese lazo negro en contra de la sentencia del caso Marta del Castillo, que tanto está proliferando en las distintas redes sociales, entre amigos y conocidos.

Como he dicho hasta ayer mismo, pero me pregunté si era sincero conmigo mismo, ¡no había leído la sentencia!, cómo iba a defender una idea si no conocía en que se sustentaba tanta indignación, sólo en un juicio paralelo y a priori, sin ningún razonamiento sobre lo que había ocurrido, solamente el resultado.

Esta mañana he leído la sentencia, los 141 folios de la misma y quizás ese lazo negro deba de desaparecer como símbolo de repulsa hacia ella, una sentencia fundamentada, razonada y accesible a todos los que la quieran conocer para tener un criterio propio de lo ocurrido y no dejarse mediatizar por dimes y diretes de personas y personajes más o menos interesados y más o menos informados.

Hablo de la información de primera mano, eso que todos nosotros deberíamos tener a la hora de emitir un juicio, porque en esa sentencia se detalla claramente el por qué de cada uno de los fallos emitidos, bien condenatorio, bien exculpatorio. Y una vez leída, el juez no ha hecho otra cosa que administrar justicia con la ley en la mano, en la condena el máximo posible y en las absoluciones no cabía otra cosa, no sólo que no se ha podido demostrar culpabilidad alguna, sino que todas las pruebas aportadas daban como resultado la absoluta inocencia de los inculpados, por mucho que nuestra prematura convicción nos dijera lo contrario.

Tal vez esos lazos negros habría que apuntarlos en otra dirección hacia el interior de nosotros y pensar en ello cada vez que emitamos un juicio y apuntar a posibles inocentes en los que dejaremos una mancha difícilmente eliminable.

Sólo me cabe dar la enhorabuena a ese juez que no ha hecho otra cosa que administrar justicia y lo que sí me preocupa de forma alarmante es que los ya inocentes, con un jurado popular serían ya culpables sin ninguna razón jurídica para ello, más que la de habernos saltado a la torera el principio de presunción de inocencia y haber juzgado y sentenciado antes de la celebración del juicio.

Por último pedir a los que quieran hacer algún comentario al respecto que antes se lean de cabo a rabo la sentencia y con un juicio propio emitan la opinión que estimen oportuna, lo contrario sería faltarse el respeto a sí mismos.

En este enlace tenéis la sentencia completa

Sentencia del caso Marta del Castillo

Fotografía: Diario de Sevilla.

4 Tu opinión también cuenta:

Anónimo dijo...

He leido tú escrito. Felicitaciones en cualquier caso, sin embargo me queda sentencia que leer para opinar mäs juridicamente. Si tuviera que poner un nombre a una pelicula (tú superescrito se entiende) yo la llamaria "EL ABOGADO DEL DIABLO", o no, no, mejor "DECALOGO DE COMO HACER O GANAR AMIGOS", para la sección de autoayuda este último

Anónimo dijo...

Los jueces como no podia ser de otra manea aplican las leyes que aprueban nuestros legisladores. Desgraciadamente sólo algunas veces imparten a la par justicia.

Manuel Corrales Scota dijo...

Pues pongamos un lazo negro contra los legisladores, no contra la sentencia. ¿Hubiera sido justo condenar a un inocente?

Anónimo dijo...

Acabo de leer que me haces replica del comentario que te dejé el 29 de Enero sobre el caso de la niña Marta del Castillo, pongamos un lazo negro a los legisladores pues, sin embargo, y por muy bien que se quiera legislar siempre existirá la injusticia, antaño porque emanaba de reyes absolutistas que imponían las penas y elegían a los culpables, la mayoría de las veces casi a capricho y por Conveniencia claro, vivimos los hombres en el reino de lo que nos conviene, alegando claro está, como excusa, que es por evitar un mal mayor. Ahora tenemos Democracia, por lo menos en este nuestro país, pero la diversidad de situaciones delictivas, de culpables, con sus diferentes circunstancias y por ello distinto grado de protección ante un mismo delito, móviles, fallos en las instrucciones, fallos en los plazos legales, para resumir fallos a porrillo, calidad de los abogados que te defiendan o acusen....hacen que mi corazón me diga que nunca, nunca jamás llegaremos a la justicia plena (palabra utópica donde las haya) para todo el mundo, siempre habrán perjudicados desgraciadamente, por muy buena que sea la voluntad del legislador.
Tarea harta difícil y debatible ésta de la JUSTICIA.
Agarrémonos para no desesperar, porque no nos queda otra, que a la famosa Justicia Divina si eres creyente y a la resignación si no lo eres.
Eres un tipo peculiar Manuel Corrales y valiente...quizás algún día podamos conocernos y debatir largamente esta y muchas otras cuestiones tan sangrantes y profundas como la que hoy nos ocupa