¡Ay, aquellas portadas de los discos de vinilo!, te contaban
en una o en varias miradas todo un mundo de fantasiosas realidades, las buenas
claro, las que al verlas en el expositor de la tienda de discos te incitaban a escuchar
lo que envolvían. Era la música lo que adquirías, pero un buen disco sin una
buena portada era lo mismo que una buena comida en mesas y sillas de plástico y
manteles de papel que pueden estar bien para un aquí te pillo y aquí te mato,
pero no para una velada en la que el tiempo no tiene que existir.
En muchas de ellas la
firma ya era una garantía de mil y una historias imaginadas a través de la música
de fondo, verdaderas obras de arte que se encargaban de resguardar de la
decadencia temporal del uso el arte grabado en los surcos de vinilo, historias
que mutaban en las contraportadas y el interior de las carpetas donde, normalmente
en pequeñito y junto a un sin fin de créditos, aparecía el autor: Máximo
Moreno.
Obras de arte pagadas sin aprecio al valor artístico, máquinas
de vapor de la creación y producción en cadena para beneficios de ejecutivos,
pero cuando el talento es innato el sello característico no se puede diluir,
una obra de Máximo Moreno se reconoce y disfruta como tal aunque su nombre se
encuentre camuflado por insensibles intereses mercantilistas y esa misma es su
venganza, ni siquiera ese ínfimo apunte tipográfico es necesario, ves la
portada y dices, "es de Máximo".
Y aquí estamos esperando, ya con ansias, el concierto que
los músicos que aparecen en el cartel que ilustra esta entrada ofrecerán como
homenaje al mejor artista de portadas que ha dado esta tierra, simbiosis
perfecta de la mejor música con el óleo, la fotografía o el dibujo, junto a una
exposición filmada de su extensa obra dentro y fuera de la música, una muestra
de ellas ya se ofrece en su página web: maximomoreno.com, para disfrutarla
en la distancia y, a ser posible, con rock andaluz de fondo.
Una noche de recuerdos presentes y dolorosas ausencias.
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